Vidrala emitió a mediados de junio un profit warning comunicando que sus beneficios caerían este año entre el 15 y el 25%. El mercado ni se inmutó. El valor de sus acciones no solo no bajó el día del anuncio, sino que creció casi un 2%. Pocas, muy pocas empresas despiertan tanta confianza entre analistas e inversores como la suya.
En el mercado existe un abrumador consenso de que la buena gestión y la visión a largo plazo de la gerencia contribuirá a consolidar el rendimiento a largo plazo y protegerá la sostenibilidad del negocio, a pesar de posibles caídas puntuales. Prueba de ello es que ya empieza a intuirse que este este año ni siquiera reducirán sus beneficios.
Las buenas decisiones estratégicas de los últimos años han mitigado el golpe de la pandemia, y los resultados durante el año han acabado siendo mucho mejor de lo esperado, casi a la altura del año pasado, cuando batieron su récord histórico de beneficios y facturación.
Crecimiento sostenible
La industria del vidrio tiene varias particularidades que la hacen muy diferente de muchas de las empresas tratadas en este libro. Sus grandes barreras de entrada, altos costes operativos y complicaciones logísticas hacen muy difícil que sus players acometan bruscas transformaciones como las que hemos tratado en otros casos de Los camaleones que confundieron al 2020. Por el contrario, el éxito en este sector responde a decisiones estratégicas muy a largo plazo. Para entender el buen rendimiento de Vidrala en la actualidad tendríamos que retrotraernos casi veinte años atrás.
Fue en 2001 cuando dieron el pistoletazo de salida a su ambicioso plan estratégico, que contemplaba el crecimiento orgánico en la península y la expansión internacional a través de oportunidades de compra para convertirse en un actor importante en otros estados europeos. Era imperativo diversificar la producción geográficamente para poder servir a más clientes con menos distancia desde la fábrica.
Desde entonces, Vidrala ha registrado un acusado crecimiento con fuertes adquisiciones en Reino Unido, Portugal o Italia. Como resultado, ha quintuplicado sus ventas en poco más de 15 años y ha dispersado su actividad y facturación total, de forma que menos de la mitad de las ventas se realizan en el mercado ibérico, más de un tercio en Reino Unido e Irlanda y una cuarta parte está repartida entre Italia, Francia, Bélgica y Alemania.
Además de expandirse en nuevos mercados, la compañía ha sido capaz de proteger su estrategia de diversificación en producto, logrando una cartera de clientes muy diversa en el sector del vino, cerveza, productos alimenticios, destilados y licores y otras bebidas. El buen tino a la hora de elegir las oportunidades y los mercados en los que crecer, fruto de sesudos análisis, ha sido en buena medida el factor que ha propiciado los buenos datos de la firma este año.
De hecho, Reino Unido e Italia han sido las geografías que mejor comportamiento han registrado en ventas.
El mercado nacional, por el contrario, registró una acusada caída del 13,5% en facturación en el primer semestre del año. Una mayor dependencia en la región habría supuesto un fuerte golpe a los resultados; sin embargo, Vidrala fue capaz de recuperar sus ventas de forma vertiginosa entre el segundo trimestre (-15% de facturación interanual) y el tercero (+8,25%), hasta casi igualar la facturación de 2019 en los nueve primeros meses del año.
Desempeño eficiente
Pero la presencia internacional no es el único factor que explica que Vidrala haya capeado tan bien la crisis. Los resultados operativos se han recuperado progresivamente, gracias a la inversión continua para mejorar la eficiencia productiva y las acciones para adaptar la estructura de costes del negocio.
En los últimos años, la firma ha realizado importantes esfuerzos para optimizar sus fábricas de toda Europa y mejorar así su competitividad. Tras reducir drásticamente la deuda financiera contraída para financiar sus adquisiciones en UK, Irlanda y Portugal, y acometer otras inversiones como la renovación y modernización de las instalaciones en la fábrica de Corsino (Italia), el plan de la empresa durante este año y los próximos persigue mejorar su competitividad en mercados estratégicos con un paquete de inversiones cifrado en 500 millones de euros, ampliando la capacidad productiva, modernizando instalaciones y mejorando las prácticas medioambientales, con especial incidencia en las plantas de Portugal y Reino Unido.
Mejora continua
Más allá de la expansión y mejora del desempeño, Vidrala ha realizado importantes inversiones para ampliar su gama de servicios y consolidar su posición comercial. Entre sus decisiones estratégicas más relevantes, destaca la apuesta por avanzar en la consolidación como proveedor integral en su planta de UK, incluyendo operaciones de embotellado para productores de vino que exportan desde Australia y el continente americano.
En cuanto al mercado ibérico, además de la renovación de la planta de Marinha Grande, destaca la apuesta por mejorar la capacidad logística en el país luso, con una fuerte inversión para construir un almacén 4.0, mejorar su base logística portuguesa y ampliar la flota de camiones en la península ibérica para optimizar el suministro a clientes.
Fidelización de clientes
Con todo, quizá el mayor aspecto diferenciador de Vidrala respecto a sus competidores es la importancia que concede al servicio al cliente y la fidelización de cuentas estratégicas. La empresa opera con un margen neto alto en comparación con su competencia directa, lo que demuestra que es capaz de fijar precios por encima de ellos. Este aspecto es bastante llamativo en una industria en la que apenas existe diferenciación de producto, y parece explicarse por la agilidad que demuestra Vidrala para reaccionar ante cambios en la demanda de sus clientes, un aspecto crítico para players en la industria de alimentación y bebidas, para los que contar con un suministro seguro de vidrio es crítico para aprovechar las oportunidades de mercado.
No cabe duda de que, en un año marcado por la incertidumbre y caracterizado por fuertes variaciones en la demanda durante los confinamientos, esta cualidad le habrá valido a la empresa numerosos beneficios respecto a sus competidores.
Disciplina, disciplina, disciplina
Los frutos de esta estrategia son evidentes. A pesar de la caída de las ventas Horeca, Vidrala solo registró un descenso del 1,6% en facturación durante los nueve primeros meses del año e incluso logró aumentar el resultado neto en un 3%. A pesar de las variaciones durante el año, el valor bursátil de la empresa a mediados de noviembre ya alcanzaba prácticamente los valores pre-pandemia.
La receta de la empresa es conocida por todos y parece que gusta. “Ante una situación particularmente cambiante, Vidrala mantendrá la disciplina de adaptar progresivamente su capacidad productiva con el objetivo de proteger el negocio”, decía su presidente Carlos Delclaux, en la presentación de resultados del segundo semestre. La misma disciplina que han mostrado para dar forma a su estrategia corporativa durante las última tres décadas y que tan buenos frutos les ha deparado.